lunes, 4 de abril de 2011

Las uvas

Verdes retoños injertan
un  grito oscuro de tierra
en  brazos de los viñedos.

Silenciosos  racimos
cantan  una luz secreta
a orillas de  piedras dormidas.

Hunden sus raíces de voces
las sombras hoscas de los hombres
en las fecundas grietas de los surcos.

La piel vegetal cubre la savia líquida
en el sabor del aire y del agua,
con una alegría sin palabras.

El vino  libera duendes,
plegarias dormidas
hechas de sueños.

sábado, 26 de marzo de 2011

Las manos

Un hueco de manos sembró
detrás de algún sueño
mansas melodías.

Algunos pájaros desatan
hogueras de vuelos
en las alas del viento.

La tierra buscó  refugio
rasgando líneas de fuego y de vida
en  terruños afiebrados.

En el hueco de las manos
la voz del poeta se pierde
allí  donde palpita la savia 

Las lluvias tardías trajeron
dulzuras de verdes  racimos
en los espejos del día.

                                         Julio El poeta peregrino

lunes, 14 de febrero de 2011

De profundis


Una escalera me nace en noviembre
cuando quiero subir profundidades,
voy llevando un paraguas de sombras,
un pasamano en los bolsillos
y muchos ladrillos como muro.

Al llegar a la azotea
vierto como goteras los sillones portátiles.

En el descanso del último piso.
descargo un poco de soda en un vaso
para beber directo de la alcantarilla.

Cuando termino de subir
dejo escapar eructos amarillos o rojos
hasta algunas veces naranjas.

Me quedo un rato en la baranda
para contemplar el cuadro
de algún pintor surrealista.

Su marco rústico, sus líneas sobrias,
sus puntos de fugas entre grises,  negros y rojos.

Deletreo un pentagrama absurdo,
un palimpsesto de otras épocas
y la firma  del autor robot.

Me digo: No faltaba más!!!

Entonces bajo como subí,
peldaño a peldaño.

Nunca fue tan necesario como hoy
subir de profundidad en profundidad
hasta el séptimo cielo de mi conciencia
para encontrarme en paz conmigo mismo.

                                                   Autor El poeta peregrino



domingo, 23 de enero de 2011

El poeta peregrino

Fui trazando figuras de carbón
en la noche amordazada.

Mi mano ahuecada
tenia huellas en los dedos.

Me surcaban la frente
algunos pasos perdidos.

Un silbido flagelado
en los barrotes de mi cama .

Mis pies tenían piedras en las uñas
mi padre en trance con la lengua cortada.

La palabra desnuda me dolía
cuando cerraba los ojos.

Habitaba en sueños de piezas oscuras
el camino se me perdía.

Llevaba varias palabras ancladas en el pecho
mucha ceniza en los ojos y los brazos oxidados.

He realizado mi camino  como peregrino errante,
deletreando las sílabas de mi nombre ausente.

Ahora veo mi cadáver flotando por los aires
entre puertas sin sepultura.

En la ebriedad contemplo las ternuras suspendidas
donde detengo mis ojos austeros para sorber tu sombra.

Por eso te llevo en mí como un grito
bien al lado de aquella  herida oculta.




miércoles, 19 de enero de 2011

Cópula de ensueño

Me dijiste con sal en los ojos
muérdeme con  dentelladas calientes
ábreme surcos de lenguas.

Enrede tu pelo a mi grito
y mis piernas te ceñían con uñas.

Hasta que tu boca exhalo polvo gris
del pasado y del presente vivido.

Quise  adherirme a tu piel fantasma
con la savia semen encubierto.

Pero tus dedos estrujaron mi sed
hasta rasguñar desiertos de agua.

Éramos el impulso de la sangre
en las cuerdas tensas de las guitarras.

El viento se llevo nuestros aullidos
y quedamos ciegos de amor.

Desnudamos nuestros huesos
en la ausencia de los nombres.

Al llegar la aurora
no podíamos reconocernos.


                                        Autor El poeta peregrino

Cópula de ensueño

Me dijiste con sal en los ojos
muérdeme con  dentelladas calientes
ábreme surcos de lenguas.

Enrede tu pelo a mi grito
y mis piernas te ceñían con uñas.

Hasta que tu boca exhalo polvo gris
del pasado y del presente vivido.

Quise  adherirme a tu piel fantasma
con la savia semen encubierto.

Pero tus dedos estrujaron mi sed
hasta rasguñar desiertos de agua.

Éramos el impulso de la sangre
en las cuerdas tensas de las guitarras.

El viento se llevo nuestros aullidos
y quedamos ciegos de amor.

Desnudamos nuestros huesos
en la ausencia de los nombres.

Al llegar la aurora
no podíamos reconocernos.


                                        Autor El poeta peregrino

Homenaje de Julio El poeta peregrino a Julio Cortazar y Carol Dunlop


Después de las fiestas
Y cuando todo el mundo se iba
y  nos quedábamos los dos
entre vasos vacios y ceniceros sucios,

qué hermoso era saber  que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que  durabas, eras más que el tiempo,

eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.



                        Julio Cortazar ( salvo el crepusculo)

Conversacion imaginaria con Octavio Paz



Julio el Poeta peregrino:¿Un poema nace cuando el poeta siente que le queman las palabras,
o  hay una fuerza  que lo empuja desde adentro a producir su poema?

 Octavio Paz: Escritura
Cuando sobre el papel la pluma escribe,
a cualquier hora solitaria,
¿Quién la guía?
¿A quién escribe  el que escribe por mí,
orilla hecha de labios y de sueño,
quieta colina, golfo,
hombro para olvidar al mundo para siempre?

Alguien escribe en mí, mueve mi mano,
escoge una palabra, se detiene,
duda entre el mar azul y el monte verde.
Con un ardor helado
contempla lo que escribo.
Todo lo quema, fuego justiciero.
Pero este juez también es víctima
y al condenarme, se condena:
no escribe a nadie, a nadie llama,
a sí mismo se escribe, en sí se olvida,
y se rescata, y vuelve a ser yo mismo.

Octavio Paz,  ¿podría decirme cual es la magia que nos regala
la escritura con las palabras.?

Escrito con tinta verde

La tinta verde crea jardines, selvas, prados,
follajes donde cantan las letras,
palabras que son árboles,
frases que son verdes constelaciones.

Deja que mis palabras, oh blanca, desciendan y te cubran
como una lluvia de hojas a un campo de nieve,
como la yedra a la estatua,
como la tinta a esta página.

Brazos, cintura, cuello senos,
la frente pura como el mar,
la nuca de bosque en otoño,
los dientes que muerden una brizna de yerba.

Tu cuerpo se constela de signos verdes
como el cuerpo del árbol de renuevos.
No te importe tanta pequeña cicatriz luminosa:
mira el cielo y su verde tatuaje de estrellas.





domingo, 9 de enero de 2011

Pieza para violoncelo

Desgarro tus formas curvas
en la línea sinuosa del tiempo,
arco tenso cuerda muslo.

Aire a través de tu cintura
seda al viento en compases rotos
vibran  tonos suaves en  el diapasón

Asoman tus dedos ligeros, ondulantes,
en la sombra austera de tu pelo,
cóncavo sonido que arrastra el vértigo.

Mientras de tu boca
el aliento se fuga
a otro espacio posible.


Autor El poeta peregrino

El Gato

Camina  en el silencio sutil del aire,
deletrea renglones  en  el espacio  dudoso,
delira  en el contorno de su cuerpo.

Despierta  felino a la madrugada,
mira el tamaño de la locura
escondida en sus  orejas .

 el sortilegio   lo refugia
al borde de los abrazos.

Olfatea    paredes  empinadas,
desea  la magia de la altura.

Desliza  sus  contornos  en  el  viaje espiritual
deambula  mascullando  sonidos solitarios
hasta la penumbra de un nuevo día.


La mirada oblicua  descuartiza  la mañana
en el tamaño de sus bigotes  


                                               Autor El poeta peregrino

sábado, 8 de enero de 2011

A través de las fisuras


Advierto  caminos que se abren,
fisuras quietas,
                          verticales,
                                           rasgando la mañana,
labrada  carne fría en las heridas,
sangre sin memoria.

Tus ojos  me sugieren
esa oscuridad insoportable.

Advierto las desconocidas palabras del silencio
secretos tatuados en el vientre,
soledad en tajadas.

Es delirio la lengua que nos habla.

Advierto la queja de los sueños
los paraísos corroídos de las piedras,
la piel pegada a las sombras
filtrándose por la hendidura de tu iris.

Advierto  no sé que oscuro río,
una escisión en cortinas acuchilladas,
ranuras donde no te veo, por donde huyes,
tus piernas abiertas por donde entrar en lo rojo
caminos de tajos negros.

Ya no te advierto a la espera fingiendo,
es la sensualidad de tus medias finas, un desquite.

Los árboles, parece que se van
cuando voy viajando  al revés de la ruta.

Ya no me preparo como antes para visitarte.

Ahora voy con los dientes apretados,
presiento la sal y el destino
que devora el deseo,
                                 en el ocaso del día.




                                                                   El peregrino