lunes, 14 de febrero de 2011

De profundis


Una escalera me nace en noviembre
cuando quiero subir profundidades,
voy llevando un paraguas de sombras,
un pasamano en los bolsillos
y muchos ladrillos como muro.

Al llegar a la azotea
vierto como goteras los sillones portátiles.

En el descanso del último piso.
descargo un poco de soda en un vaso
para beber directo de la alcantarilla.

Cuando termino de subir
dejo escapar eructos amarillos o rojos
hasta algunas veces naranjas.

Me quedo un rato en la baranda
para contemplar el cuadro
de algún pintor surrealista.

Su marco rústico, sus líneas sobrias,
sus puntos de fugas entre grises,  negros y rojos.

Deletreo un pentagrama absurdo,
un palimpsesto de otras épocas
y la firma  del autor robot.

Me digo: No faltaba más!!!

Entonces bajo como subí,
peldaño a peldaño.

Nunca fue tan necesario como hoy
subir de profundidad en profundidad
hasta el séptimo cielo de mi conciencia
para encontrarme en paz conmigo mismo.

                                                   Autor El poeta peregrino