Fui trazando figuras de carbón
en la noche amordazada.
Mi mano ahuecada
tenia huellas en los dedos.
Me surcaban la frente
algunos pasos perdidos.
Un silbido flagelado
en los barrotes de mi cama .
Mis pies tenían piedras en las uñas
mi padre en trance con la lengua cortada.
La palabra desnuda me dolía
cuando cerraba los ojos.
Habitaba en sueños de piezas oscuras
el camino se me perdía.
Llevaba varias palabras ancladas en el pecho
mucha ceniza en los ojos y los brazos oxidados.
He realizado mi camino como peregrino errante,
deletreando las sílabas de mi nombre ausente.
Ahora veo mi cadáver flotando por los aires
entre puertas sin sepultura.
En la ebriedad contemplo las ternuras suspendidas
donde detengo mis ojos austeros para sorber tu sombra.
Por eso te llevo en mí como un grito
bien al lado de aquella herida oculta.
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