Como obsesionado,
todo el tiempo las veo,
arañas lentas,
livianas, de patas largas,
recorren mi
desolación,
tejen con su
saliva de sal
una urdimbre de
días.
Los que se fueron,
los que están ahí.
¡Y los que
vendrán, ya vendrán ¡
por mi garganta se
escurre el fino hilo,
ellas van posadas
en años agrietados, hacen y rehacen
su trama secreta.
Se desovilla
dentro mío esa sed ambigua,
de horas que van
pariendo las palabras
que todavía no
llegan a mi boca
tejidas en
ancestral sigilo,
hilo y texto
soy.
Desandar las letras
Los días cierran con su paso lento, el desandar de las
letras/ palabras absolutas, obsoletas, de giro impreciso, lava del cerebro, /
puerta que se abre y no se cierra. / Apenas respiro encierro/ baja por mis
tendones el dolor. / los ladrillos que hacen paredes, concretos y paredes,
muros, / ayer no más fue, tu suspiro, / yo, tu respiro, hoy no soy más que tu
triste recuerdo/ separo las piernas y caigo en mí, sin ser vos/ la noche me
desvela y las palabras pueden esbozar lo que callo.
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