viernes, 29 de abril de 2016

Hilos nocturnos

Por un camino mal iluminado
desciendo  con lentitud,

como lanzado guijarro entre las peñas.

                      Descoso un velo a la noche
                      para conocer sus secretos.

Mis pasos vagabundos abren luciérnagas
a través del sendero.

¿dónde estoy?
¿acaso soy ausencia?
¿por qué mi piel es greda?
¿transito un  reino  oculto?

Aunque no tenga respuestas
siento encendidas las  calles en mi pupilas
las paredes oxidadas escriben mi nombre
los árboles vigilan la primavera
pintándose en sus hojas.

Hombres y mujeres apagaron en sus pieles
la luz del día y tatuaron el aroma de los azahares
en el vuelo de sus risas.

Detengo mi andar a tientas
en el tacto húmedo  de tu sexo,
magnolia amanecida.
Con la piel acostumbrada a crepúsculos
voy soñando con el vuelo  de mariposas multicolor
que deletreo en tus besos.

Tu carne de ébano guía mi mano sonámbula
por eso soy hilo del tiempo en las sombras
te miro  sonriente en la orilla del viento
y palpo tu gusto  a guayaba en el alma.
Cada vez que me comes saboreo tus olas
salpicando niebla en la costa.

Yo a vos te veo sauzal de lágrimas errantes
que busca mi consuelo,
aun así voy fluvial  en la noche
y nos dejamos llevar en  la cresta de la alegría.




Por eso nos fuimos dibujando con dedos torpes
en el misterio domesticado,
de repente  nos habitó  la muchedumbre
excitando nuestro dolor de humo
madurando un pan de sabores sutiles.

Asistimos al ritual de la sal
coronamos los racimos de la vid,
en un vino danzante.

Allí  quedé,
                 allí quedaste,
                                        allí quedamos.

Resumidos en el instante
sosteniendo el vientre de la luna
entre los ecos de la jauría
que aullaban en medio de la noche.

                                                              Autor El poeta peregrino


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